domingo, 15 de mayo de 2016

H.P. Lovecraft, el genio del terror

Howard Phillips Lovecraft era un creador, un creador de quimeras, de cuentos, de dioses. Un tipo extraño, lleno de prejuicios, de miedos que campaban a sus anchas por su mente. Pero al mismo tiempo un genio, un hombre capaz de volcar en el papel sus mundos interiores, de crear las criaturas más asombrosas y arrastrar con ello a miles de seguidores que siguen a día de hoy tras sus huellas.

Howard nace el 20 de agosto de 1890, en una familia acomodada de Providence, Nueva Inglaterra (EEUU). Su padre viaja mucho por su trabajo y pasa poco tiempo con su hijo, y a eso hay que añadir que fallece cuando Howard tiene tan solo 8 años de edad. Por ese motivo, el pequeño crea un vínculo muy fuerte con su madre, vínculo que no desaparecerá jamás y que marca la personalidad del futuro escritor.


Lovecraft

La madre de Howard es posesiva, fría, dominante, poco dada a mostrar los afectos. Y le repite constantemente a su hijo que, a pesar de ser un niño muy feo, no debe jugar con otros niños, pues no están a su altura en ningún aspecto.


La personalidad de H. P. Lovecraft

El pequeño Howard es enfermizo, temeroso, siempre buscando el amparo de su madre. Ni de niño, ni de adolescente goza de muchas simpatías en su entorno, no tiene muchos amigos, pues todos piensan que es un niño raro, solitario, introvertido y taciturno, al que no le gustan los juegos ni el deporte. Su principal afición es leer, y así pasa las horas y los días, leyendo en la biblioteca de su abuelo. Siempre rodeado de personas mayores.


Libro

Crece pensando que sólo las familias burguesas son dignas de admiración y respeto, y esa idea le acompañará toda su vida. Múltiples miedos van anidando en su interior: miedo al mar, dicen que por una intoxicación que padeció al comer pescado en mal estado; a los inmigrantes, de los que piensa que son unos indeseables, desaliñados y sucios, y que no deberían estar en su país. En realidad, los aborrece y los teme a partes iguales. Detesta el progreso, la modernidad. Su deseo es vivir anclado en su mundo, un mundo inamovible donde nada cambia. Y su mundo es el siglo XVIII. Todo lo que esté al margen de eso, le aterra.

No le gusta el día, la luz del sol. Por la noche, sin embargo, se siente a sus anchas. Aprovecha para escribir, pasear, leer, pensar. Cuando sólo el silencio le acompaña y la mayoría de personas duermen, él está más despierto que nunca. Y también le fascina recorrer los cementerios, perderse entre sus sombras, caminar junto a las lápidas y rozarlas con sus dedos, sintiendo el frío traspasar su piel.


Lovecraft, el escritor


Howard P. Lovecraft no escribe nunca un libro, sólo relatos, pero que atrapan entre sus líneas a miles de lectores. Va más allá del miedo. Crea un mundo de seres extraños, donde el terror se mezcla con la fantasía, la mitología y la ciencia ficción. Crea algo nuevo, diferente, seductoramente terrorífico.


Cthulhu
Los mitos de Cthulhu

Es un gran admirador de Edgar Allan Poe. A los 15 años escribe su primer cuento, La bestia de la cueva. Estamos en 1905. Pero aún tendrá que esperar 14 años para que algo suyo sea publicado, Dagón, un relato que había escrito dos años antes. Pero a partir de ese momento, la publicación de sus textos se hace continua y poco a poco va consiguiendo multitud de seguidores que le escriben cartas y a las que él responde fielmente. En 1923 ve la luz una de sus mejores obras: El Ceremonial. Otros de sus relatos más notables son: En la noche de los tiempos, En las montañas de la locura y La llamada de Cthulhu.


La vida amorosa de Lovecraft


En 1924, Howard conoce a Sonia Greene y el amor surge entre ambos. El escritor tiene 34 años y Sonia 44, pero esos 10 años de diferencia no son un obstáculo para ellos. Además, la mujer se parece extraordinariamente a su madre, que ha fallecido 3 años antes, lo que le ayuda a dar el paso.

Sin embargo, esa unión no es demasiado larga. Lovecraft, imbuido en sus rarezas, se niega en rotundo a tener relaciones sexuales con su mujer. Sonia lo soporta durante 2 años, tras los cuales se separa de él.


Regreso al origen


El escritor se queda solo de nuevo y regresa a Providence, donde se establece ya hasta el final de sus días. Allí vive encerrado en su mundo y escribiendo continuamente. Sigue rechazando todo lo que huela a modernidad y a cambio. En sus últimos años se adhiere a corrientes fascistas.


Última residencia de Lovecraft
Última residencia de Lovecraft, de mayo de 1933 a marzo de 1937

Howard Phillips Lovecraft muere en 1937. Y poco a poco va creciendo la leyenda en torno a él. Leyenda que continúa a día de hoy.


El Necronomicón


Este libro mágico, salido de la imaginación de Lovecraft y citado en varias de sus obras,  fue cobrando vida poco a poco y convirtiéndose en real. En teoría está escrito por el árabe Abdul Alhazred, y es un libro que sirve para invocar a criaturas oscuras y atraerlas hasta nuestro universo. Se dice que fue escrito en el siglo VIII y llegó a España en 1647.


Tumba de Lovecraft
Tumba de Lovecraft, donde se puede leer la inscripción "Yo soy Providence",
algo que él repetía asiduamente

Actualmente existen distintas versiones del Necronomicón a la venta, a pesar de lo que el mismo Lovecraft llegó a decir en su día: “Nunca existió ningún Abdul Alhazred o el Necronomicón, porque inventé esos nombres yo mismo”.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados


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